de gran poder, que puede salvarte de esos temores.
No obstante, hoy quiero hablarte de la Salvación eterna, la cual, al tenerla te libra de todos tus temores porque Cristo, el Redentor, se transforma en el Rey y Señor de tu vida y su Espíritu Santo te cubre para protegerte de todos tus temores y regalarte al fin la vida eterna, librándote de una condenación eterna ¿Qué te parece?.
Estarás pensando ¡ah!, ya me van a llenar de obligaciones y preceptos difícil de realizar, me harán una lista de cosas que DEBO o NO DEBO hacer y eso no me gusta, me gusta ser libre como las aves y hacer lo que me parezca mejor. Estoy de acuerdo contigo, eso a mí también me gusta, nos parecemos, pero hay algo en lo cual debes reflexionar: muchos creen que son libres, pero la verdad es son grandes esclavos.
¿Por qué digo esto?
¿Conoces a personas que son esclavos de las drogas? ¡Seguro! ¿verdad? ¿del vicio? También.
Pero seguramente conoces a personas que son esclavas de las ambiciones o de la fama, por ejemplo, o que viven temerosas de que algo malo les va a suceder o son esclavos de sus instintos a los cuales dan rienda suelta porque no los pueden dominar. Pues, entonces, hay muchos tipos de esclavitud disfrazados de libertad ¿verdad?
Los conceptos de libertad o esclavitud son relativos, pero hay algo que no lo es tanto y es lo siguiente: Que este mundo está dominado por dos fuerzas antagónicas que las podemos observar en todo orden de cosas, ¿por qué sabemos que existe el color blanco? Porque lo podemos comparar con el negro ¿verdad?
¿por qué sabemos que existe oscuridad?
Porque la enfrentamos a la claridad y vemos que allí nada se ve.
¿ Por qué existe el mal?
Existe el mal porque allí falta el Bien, que es su oponente.
Y todo lo bueno viene de Dios, él es nuestro creador y la Biblia, la Palabra de Dios, nos enseña que hay dos caminos, ya que en Mateo 7: 13 y 14 encontramos lo siguiente:
“ Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella,; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hayan.”
¿Crees esto? ¿Por cuál camino vas? ¿Por el ancho, el cual se olvida de su creador o por el angosto que te invita a contemplarlo y a hacerlo Señor de tu vida?
Si no lo sabes, entonces te has olvidado de tu creador y solo aquél que entra en el camino angosto hereda la VIDA ETERNA, reservada para los justos.
Cuando Jesús fue uno de los ladrones que estaba crucificado juntamente con él le dijo: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. A lo que Jesús respondió: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”
¿Le costó mucho al ladrón recibir la promesa de una vida eterna
junto a Jesús? ¿Qué lo hizo merecedor de este don tan grande?
Solamente el haber creido que aquél que moría sin culpa podía
darle salvación eterna y perdón de pecados.
¿CREES ESTO?
Para creer hay que tener FE, pero para no creer también se tiene
fe, pero una fe negativa. Así algunos creen que Dios no existe ¿no es eso fe también, pero negativa? Yo prefiero CREER en EL para salvación y vida eterna. Tú ¿Lo crees? La fe viene por el oír palabra de Dios y en estos momentos tu estás “oyendo” la Palabra santa de nuestro Salvador. Tu fe será aumentada si con corazón humilde escuchas su voz. Dejemos que esta Palabra hable sola, con el poder de Dios, únicamente:
él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
( S. Juan 3:16)
(S. Juan 3: 18)
Tú, ¿CREES? ¿Puedes creer? Que Dios te ayude a creer en el unigénito Hijo de Dios.
Debes creer que él dio su vida para salvarte de la condenación eterna y para regalarte la vida eterna.
Debes creer que él fue a preparar un lugar para los suyos y que vendrá otra vez a buscarlos.
Y ¿Quién heredará esa vida eterna? Sólo el que cree. Y si crees en él,
¿Quieres aceptarle ahora mismo, aquí, donde estás, como tu único y personal salvador? ¿Quieres heredar la vida eterna? Solo debes creer y aceptar su palabra, la que hoy has leído para salvación de tu alma.
Si quieres aceptar a Jesucristo en esta hora, repite conmigo esta plegaria:
padre eterno
y celestial:
Yo he creído
en ti en esta
hora. He creído
que Jesús es el Hijo de Dios y que dio su vida por salvarme de la
condenación eterna. Ante la pureza de Jesús, me siento un pecador
y me arrepiento de todas mis faltas, quiero que me limpies ahora,
hagas tu hijo
(a).Yo te recibo,
Señor, en mi ser.
Quiero que diri-
jas mi vida y
que tu Santo
Espíritu more
en mi corazón
para guiarme
a toda verdad y
a toda justicia.
Quiero ser un
verdadero hijo/a
de Dios, ahora,
Señor. Por eso
te recibo. Amén.
¿Ha sido muy difícil para ti tomar esta salvación tan grande? Que Dios te bendiga. Desde ahora en adelante puedes llamarte verdadero hijo de Dios y heredero de la promesa de una vida eterna. ¡Eres hijo/a de Dios! No lo olvides nunca y que nadie te engañe.
Lee lo que el Señor nos dice en su Palabra:
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
(S. Juan 1: 12)
¿Qué debes hacer ahora?
Seguir teniendo fe y crecer en gracia y en sabiduría de lo alto.
¿Cómo se logra esto?
Leyendo y escudriñando la Biblia, orando y aprendiendo nuevas alabanzas para exaltar el nombre de Dios. Aprendiendo de la Biblia cómo debe ser un buen cristiano. Pero, no te olvides que ya eres un salvado. Todo esto es para crecer y para que no te quedes como un infante en tu nueva vida con Cristo.
¿Qué pasará si vuelvo a pecar? Te responderé con la Palabra de Dios. Escucha:
(1 S. Juan 1:9)
¿Qué debes hacer, entonces? Dirigirte a tu Salvador y pedirle que perdone tu pecado y volver a la comunión perdida que hoy has alcanzado.
Que el señor te ayude siempre y te bendiga grandemente. También puedes buscar una iglesia donde te enseñen la VERDAD de las Sagradas Escrituras.